|
https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/todo-ira-bien-si-combatimos-el-coronavirus-con-derechos-humanos/ |
En medio de la situación mundial provocada por el coronavirus, sabemos cómo detectarlo y cómo actuar, observando que en China, el lugar donde hubo los primeros afectados, el número de personas diagnosticadas disminuye cada día y hay datos que demuestran que un amplio porcentaje de los casos son leves y se curan, mientras que solo una pequeña parte es lamentablemente mortal.
Todo el mundo, a medida que se extiende la pandemia, está centrado estos días en la superación del COVID-19, impulsando el tratamiento médico adecuado y a tiempo, pero además se debe dotar de humanidad a esas medidas imprescindibles, y esa es tarea también para nuestro Grupo Escolar.
Pese al drama, cada día se pone de manifiesto que la humanidad y la empatía son tremendamente poderosas en sobrellevar esta dura situación, así que hemos de potenciar nuestro lado humano en un momento como este, y es importante que participemos en redes y acciones de solidaridad, siendo prudentes con los mensajes recibidos si no son de fuentes contrastadas.
Además, no tenemos que olvidar las obligaciones personales. En el mundo escolar, no estamos de vacaciones, hay que seguir estudiando y siguiendo las pautas que da el profesorado. Esa es nuestra manera de colaborar.
Y recordemos nuestro lema, incluso en medio de la pandemia:
“EL MUNDO PUEDE CAMBIAR, PERO NO VA A CAMBIAR SOLO”.
Para las personas del Grupo Escolar de Amnistía Internacional del IES
Juan de Herrera que no tenemos tareas escolares que hacer ni que corregir, una manera de trabajar estos días ha sido consultar las
publicaciones de Amnistía Internacional sobre Derechos Humanos y coronavirus, así como su
decálogo de Derechos Humanos para afrontar la pandemia.
Las hemos recogido y las publicamos en nuestro blog por si sirven de base para la reflexión acerca de la situación de cuarentena por la que estamos atravesando debido a la pandemia global.
RESPETO DE LOS DERECHOS HUMANOS PARA COMBATIR LA PANDEMIA
Tras la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de emergencia internacional de salud pública por el brote del coronavirus (COVID-19) iniciado en Wuhan a finales de 2019, Amnistía Internacional recordó el 7 de febrero que la respuesta a una pandemia puede afectar a los Derechos Humanos de millones de personas.
Si los Derechos Humanos están en la base de las medidas adoptadas, protegeremos también a las personas más vulnerables de la sociedad, a las que menos peso tienen y a las que menos pueden presionar
Apostar por un camino y no equivocarse, encontrar el equilibrio en escenarios tan complejos es necesario. Combatir esta pandemia significa apostar por los Derechos Humanos, ponerlos al frente con medidas que los avalen:
•
Poner la sanidad y cuidados al servicio de todas las personas sin discriminación.
•
Proteger a las mujeres, que son quienes tienen a más menores y personas mayores y dependientes a su cargo.
•
Amparar a quienes estén en riesgo de pobreza o sufran una pérdida de trabajo o salario.
•
Ayudar a las personas con discapacidad.
•
Cuidar a las personas mayores que viven solas y atender a los distintos grupos marginados, como migrantes en situación irregular.
•
Evitar xenofobia y estigmatización.
Derecho a la salud (Artículo 25 DUDH)
El derecho a la salud establece:
•
El derecho a acceder a atención médica: diagnóstico y tratamiento del COVID-19, y a cualquier vacuna o cura que pueda desarrollarse en el futuro. Todo ello sin discriminación.
•
El derecho a acceder a información,
•
La libertad para no recibir tratamiento médico no consentido
Los servicios de atención médica deben estar disponibles para todas las personas sin discriminación. Combatir el brote de COVID-19 significa garantizar que todas las personas tienen
acceso al diagnóstico y tratamiento, y que nadie queda sin atención sanitaria. En consecuencia, los Estados deberían trabajar con las partes implicadas (incluidas las compañías farmacéuticas) para conseguirlo, de manera que todos los actores mantengan como prioridad la garantía de los Derechos Humanos.
El derecho a la salud incluye tanto la
salud física como la mental. Los Estados deben garantizar que el apoyo psicosocial esté disponible para posibles consecuencias de la epidemia sobre salud mental y las medidas de contención posteriores, como la ansiedad o la depresión.
Pero también significa que la sociedad pone sobre la mesa su lado más humano y generoso, respetando y amparando a los colectivos más débiles y excluidos.
Desde una perspectiva de Derechos Humanos, los Estados deben garantizar que
todas las personas reciben prestaciones adecuadas de la Seguridad Social en una situación de emergencia como la del COVID-19, que incluya la baja por enfermedad, la atención a la salud y la baja parental, si están enfermas o en cuarentena o tienen que cuidar de personas dependientes afectadas, incluidos niños y niñas debido al cierre de colegios.
Grupos vulnerables
Según la OMS, las
personas de edad y con dolencias médicas preexistentes (como asma, diabetes o cardiopatías) parecen estar más expuestas a enfermar de gravedad por el virus. Por lo tanto, los Estados deben hacer lo posible para protegerlas.
Medidas como las prohibiciones de viaje o las cuarentenas pueden tener consecuencias negativas en el derecho al trabajo y los derechos laborales, haciendo que las
personas con trabajos precarios se vean afectadas de manera desproporcionada. Así mismo, estas personas suelen tener más dificultades para acceder a pruebas y tratamiento cuando caen enfermas. Entre ellas figuran distintos colectivos: los trabajadores y trabajadoras migrantes, las personas sujetas a condiciones poco seguras o precarias de trabajo propias de la ‘economía bajo demanda’ (quienes desempeñan su actividad laboral en base a encargos puntuales o tareas por un tiempo determinado), las personas con bajos ingresos y las personas empleadas en el sector informal.
Pero existen
otros grupos vulnerables que deben recibir especial atención por parte de las autoridades. Sus necesidades han de tenerse plenamente en cuenta en los planes y estrategias, para que puedan acceder a los mismos servicios y medidas preventivas que el resto de la población sin discriminación:
•
Personas que viven en la pobreza.
•
Personas sin hogar que se enfrentan a desafíos importantes para el autoaislamiento.
•
Personas migrantes en situación administrativa irregular y personas reagrupadas legalmente con sus familiares en España.
•
Personas privadas de libertad.
(Es indispensable el acceso a pruebas de detección y tratamiento en el sistema de acogida residencial de menores, en Centros de Estancia Temporal de inmigrantes (CETI), en Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) y prisiones, entre otros centros, y que se garantice la protección del personal sanitario que trabaje en los mismos, así como información para la prevención del COVID-19).
•
Personas sin acceso adecuado a agua y saneamiento.
(En Huelva hay cuarenta y nueve asentamientos chabolistas, donde habitan miles de trabajadores temporeros de la fresa, en su mayoría subsaharianos. El 20 de marzo continuaban sin acceso al agua potable ni a la energía, ni tienen red de saneamientos ni recogida de basuras).
•
Personas con discapacidad.
•
Personas que no tienen más remedio que vivir o trabajar cerca de otras que no tienen acceso a medidas preventivas adecuadas, como en las cárceles o en entornos laborales que presentan riesgos para la salud.
Las mujeres y las niñas pueden experimentar impactos particulares. En emergencias de salud pública anteriores se ha visto cómo las mujeres, que son quienes en mayor medida, desempeñan funciones de cuidado a menores, mayores y dependientes tanto en el sector informal como en el sector social y de salud, y que por lo tanto están en mayor riesgo de exposición a enfermedades, pueden enfrentarse a mayores retos y a desigualdades de género en el acceso a la salud y la toma de decisiones.
Por lo tanto, todos los esfuerzos de respuesta deben incluir un análisis de género para garantizar que los derechos de las mujeres y las niñas estén protegidos y reciben el apoyo adecuado. Esto incluye que determinados servicios, como los de atención a
mujeres que sufren violencia de género sigan funcionando y se garantice su protección en un momento especialmente vulnerable como es el del confinamiento que se está viviendo en algunos países. Amnistía Internacional pide que en el marco de las medidas de restricción de movimientos y aislamiento en el hogar de estas mujeres, las autoridades refuercen la atención telefónica a las mismas y la información sobre los recursos existentes para su protección, garantizando también la capacidad de proporcionar una respuesta inmediata en caso necesario.
Los trabajadores y trabajadoras de la salud están en primera línea frente a esta epidemia, pues tienen que continuar prestando servicio a pesar de los riesgos personales (centenares de infecciones) y profesionales (exceso de horas de trabajo, cansancio, angustia) para ellos y para sus familias.
Es necesario proporcionar equipo de protección personal adecuado y de calidad, información, formación y apoyo psicológico para facilitar la labor de enfermeros y enfermeras, médicos y demás personal implicado que interviene en sanidad.
Estas garantías deben extenderse a
otros colectivos claves en la lucha contra el COVID-19 y con mayor exposición al coronavirus, como el personal de prisiones, las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad del Estado encargados de aplicar y hacer cumplir las medidas de salud pública, y otros colectivos profesionales del sector público y privado que trabajan en diversos ámbitos (infraestructuras, telecomunicaciones, farmacias, mercados y comercios de alimentación, lavanderías, funerarias…) para asegurar servicios básicos a la ciudadanía.
Los Estados deben garantizar también que se establecen mecanismos para prestar apoyo a las familias de estos trabajadores y trabajadoras y de otras personas que han fallecido o caído enfermas como consecuencia de su exposición al COVID-19.
El derecho a la salud en el mundo:
CHINA: Hubo muchos pacientes a quienes, tras soportar horas de espera, no se les admitía en los hospitales. Los centros no tenían acceso a las pruebas diagnósticas necesarias.
En relación con China, Nicholas Bequelin (Director de Amnistía Internacional para el Este de Asia) manifestó: “Se debe garantizar que todas las personas afectadas por el coronavirus tienen acceso a atención médica adecuada. La contención de la pandemia es importante, pero también lo son la prevención y el tratamiento. Por eso es por lo que el derecho a la salud debería ser una parte fundamental de la respuesta”.
Los medios de comunicación chinos informaron de que la gente no podía acudir rápidamente a los hospitales porque se había cerrado el transporte público y, en algunos casos, no podían retirar los cadáveres de las personas fallecidas de sus hogares.
GRECIA: 12 de marzo, mensaje desde campamentos de refugiados en Moria, isla de Lesbos: “Nadie que les eche una mano. En la isla queda aproximadamente un 60% de las ONG que había. Muchos de los que quedan están un paso atrás por precaución. Si nadie puede trabajar dentro del campo, significa que desaparece la atención médica de Kitrinos (ONG griega de medicina). Moira tiene asignado un solo médico oficialmente, y las situaciones de atención médica de 21000 almas en las condiciones en que están, se restringiría solo a eso. Nikos y Katerina, nuestros socios en la isla, dejarán de dar de comer a los casi 700 menores no acompañados y a las familias que llegaban a su restaurante solidario, otras 80 más. Underground movement dejará de repartir la comida del catering y dejará de seguir preparando terreno en la jungla para las tiendas. REMAR algo hace repartiendo también el catering y actividades infantiles sencillas. Nuestr@s herman@s de Rowing no podrá dar asistencia ginecológica…”
COLOMBIA, 23 de marzo: El hacinamiento en las cárceles imposibilita el
aislamiento de personas que pudiesen contraer el virus. Además las limitadas
condiciones de acceso a servicios de salud y a productos de higiene, así como
la falta de suministros de agua constante aumenta los riesgos de exposición al
contagio y a las condiciones de recuperación.
PARA REFLEXIONAR:
®¿Se cumple en España el Derecho a la salud?
®¿Quiénes están más desprotegidos frente al coronavirus?
®¿Estamos haciendo lo posible para proteger el Derecho a la salud de nuestro entorno?
Derecho a la información (Artículo 19 DUDH)
La transparencia es clave para afrontar una crisis como la del COVID-19.
Los Estados deben garantizar que todas las personas y comunidades afectadas tienen acceso a una
información clara, accesible, oportuna y fiable sobre la naturaleza y el grado de amenaza para la salud; accso a información sobre las posibles medidas que se tomen para mitigar los riesgos, y también a información de alerta temprana sobre las posibles consecuencias futuras y las iniciativas de respuesta en curso.
Los Estados deben mostrar su compromiso y compartir información sobre buenas prácticas y avances para frenar la difusión del coronavirus y su repercusión en la vida de las personas. La información que la ciudadanía obtenga de ellos debe ser clara y transparente.
En situaciones de crisis, la confianza de la población es esencial, y, para construirla, las autoridades del Estado deben contactar desde el principio con las comunidades afectadas y con las autoridades locales, ofrecerles toda la información disponible en cada momento y facilitar su participación en la toma de decisiones.
Cuando las respuestas de los Estados al COVID-19 están basadas en restricciones de la información, falta de transparencia y censura, se corre el riesgo de que menoscaben el derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, y el derecho a acceder a información sobre la salud, y ponen en peligro la eficacia de la respuesta en materia de salud pública.
Nadie debería sufrir hostigamiento ni sanciones por pronunciarse sobre peligros públicos, sólo porque pudiera resultar incómodo a su gobierno.
La información en el mundo:
Según algunos informes, ciertos Estados como China o Irán han respondido al COVID-19 restringiendo la difusión de información sobre el virus y subestimando sus riesgos y grado de propagación.
CHINA: Los profesionales médicos trataron de dar la alarma sobre el coronavirus y sus peligros para la salud pública, pero el gobierno chino desplegó una agresiva labor de captación de apoyos para que la Organización Mundial de la Salud no declarara el brote una emergencia de salud pública de importancia internacional.
La insistencia de las autoridades chinas en controlar las noticias de los medios de comunicación y en acallar la cobertura negativa siguió impulsando la censura de información sobre el virus. Desde que comenzó la crisis se censuraron numerosos artículos, entre ellos algunos de los principales medios de comunicación, como una filial del Beijing Youth Daily y Caijing.
La preocupación de las autoridades chinas por el mantenimiento de la 'estabilidad' hizo que eliminaran información vital sobre asuntos de interés público: Li Wenliang, médico chino fue silenciado y castigado por la policía de Wuhan, por difundir rumores después de que tratara de dar la alarma a finales de diciembre sobre el nuevo coronavirus. Posteriormente se le diagnosticó la enfermedad causada por este.
“Si el gobierno no hubiera ocultado la información e intentado minimizar el peligro, el mundo podría haber respondido más rápidamente a la propagación del virus”, manifestó Nicholas Bequelin. “Las autoridades chinas amenazan con ocultar información que podría ayudar a la comunidad médica a hacer frente al coronavirus y ayudar a la población a protegerse de él. El hecho de que parte de esta información no esté a disposición de todo el mundo incrementa el riesgo de sufrir daños a causa del coronavirus y retrasa una respuesta efectiva”.
El gobierno chino también atacó a gente que trataba de compartir información sobre el coronavirus en las redes sociales. Por ejemplo, el destacado abogado y profesional del periodismo ciudadano Chen Qiushi denunció acoso de las autoridades después de publicar imágenes de hospitales en Wuhan. Al residente en Wuhan, Fang Bin, también se lo llevaron las autoridades tras publicar un vídeo en el que supuestamente se mostraban cadáveres de víctimas del coronavirus.
“Aunque es fundamental refutar las afirmaciones falsas sobre el virus, el cierre de contenido periodístico y de redes sociales legítimo sobre el tema no ayuda a mantener la salud pública”, dijo Nicholas Bequelin.
A medida que el virus se fue propagando desde China hacia los países vecinos del sureste asiático, también lo hizo la tendencia de los Estados a tratar de controlar la cobertura sobre el problema. Se detuvo o multó a gente en Malasia, Tailandia y Vietnam por publicar noticias sobre el brote que los respectivos gobiernos calificaron como 'falsas'.
“Los gobiernos deben evitar la desinformación y proporcionar orientación para la salud oportuna y exacta. No obstante, las restricciones a la libertad de expresión deben ser proporcionadas, legítimas y necesarias”, ha manifestado Nicholas Bequelin. “Si los gobiernos del sureste asiático y otros lugares deben aprender una lección sobre la manera en que China ha manejado la crisis del coronavirus, es que limitar la información y sofocar el debate en nombre de la ‘estabilidad’ entraña graves riesgos y puede ser desastrosamente contraproducente”.
INDIA:La población de Jammu y Cachemira necesita pleno acceso a Internet para mitigar los riesgos del coronavirus.
NÍGER: El 5 de marzo el periodista Mamane Kaka Touda publicó en Facebook información sobre un presunto caso de infección de coronavirus en el país. La policía lo detuvo en su casa ese mismo día. Ahora está acusado de “difundir datos que tienden a alterar el orden público”. Amnistía Internacional recoge firmas por su caso.
PARA REFLEXIONAR:
®¿En España hay libertad de información?
®¿Estamos bien informados?
®¿Qué podemos hacer para parar las fake news?
Discriminación y xenofobia (Artículo 2 DUDH)
Los principios de igualdad y no discriminación son básicos en el derecho internacional de los Derechos Humanos, y los Estados deben garantizar que el estado de salud real o aparente de una persona no sea obstáculo para hacer efectivo el derecho a la salud.
En varios países, incluida España, se originaron en la fase inicial de la pandemia algunas agresiones verbales e incluso físicas contra personas de rasgos orientales ante las que las comunidades asiáticas en todo el mundo respondieron con el hashtag de Twitter #NoSoyUnVirus, que se convirtió en tendencia en países como España, Francia, Canadá o Italia.
El estigma social genera miedo y odio. Además, como ha advertido la OMS, acaba teniendo efectos perjudiciales para la salud pública, ya que las personas que lo sufren suelen ocultar su enfermedad para esquivar la discriminación y tardan más en adoptar conductas saludables y en buscar atención médica, lo que dificulta la lucha eficaz contra el COVID-19.
Lo que el mundo está combatiendo es una enfermedad y no hay cabida para expresiones, actitudes o medidas discriminatorias de ninguna clase, por lo que Amnistía Internacional hace un llamamiento al respeto y la fraternidad. En estos tiempos difíciles es cuando debemos mostrar nuestro lado más humano y sumar para poner fin a la discriminación racial, la xenofobia y cualquier otra forma de intolerancia.
Discriminación y xenofobia en el mundo:
CHINA: La gente de Wuhan —incluso la que no tenia síntomas— fue rechazada de hoteles, se encontró bloqueada en sus propios apartamentos y vio cómo sus datos personales se filtraban online en China, según la información publicada en los medios de comunicación.
También hubo numerosos informes de xenofobia antichina o antiasiática en otros países. Algunos restaurantes de Corea del Sur, Japón y Vietnam se negaron a aceptar clientes chinos, y un grupo que protestaba dijo a unos huéspedes chinos que abandonaran un hotel en Indonesia. También se acusó a periódicos franceses y australianos de racismo en su manera de informar sobre la crisis.
“El gobierno chino debe tomar medidas para proteger a la gente frente a la discriminación, mientras los gobiernos de todo el mundo deben mostrar una tolerancia cero respecto al enfoque racista hacia las personas de origen chino y asiático. El mundo sólo podrá luchar contra este brote mediante la solidaridad y la cooperación más allá de las fronteras”, declaró Nicholas Bequelin.
USA, 18 de marzo: Trump utiliza la pandemia del coronavirus para justificar una prohibición discriminatoria. El presidente Trump está utilizando el discurso del miedo para justificar políticas racistas y discriminatorias cuyo único propósito es demonizar a las personas que buscan seguridad.
PARA REFLEXIONAR:
®¿En España hay o ha habido discriminación
contra la población china por el coronavirus?
®¿Conocemos alguna
otra forma de discriminación o xenofobia?
Las cuarentenas (Artículo 13 DUDH)
El Estado debe proteger a la ciudadanía, pero las cuarentenas que afectan al derecho a la libertad y la seguridad personales, así como las restricciones y prohibiciones de viaje, se deben imponer de una manera segura y respetuosa.
Según el derecho internacional, las cuarentenas que restringen el derecho a la libertad de circulación, solo pueden estar justificadas si son:
•
estrictamente necesarias,
•
proporcionales al riesgo evaluado,
•
se imponen con fines legítimos,
•
se aplican de forma no discriminatoria,
•
tienen límites temporales sujetos a revisión periódica,
•
son voluntarias siempre que sea posible,
•
si hay varios tipos de limitaciones posibles, debe adoptarse la menos restrictiva.
Deben respetarse y protegerse los derechos de las personas en cuarentena, incluida la garantía de acceso a atención médica, alimento y otras necesidades.
Cuarentenas en el mundo:
AUSTRALIA: El gobierno mandó a cientos de personas de ciudadanía australiana a un centro de detención para inmigrantes en la isla de Navidad, donde las condiciones de tratamiento ya habían sido descritas anteriormente como 'inhumanas' por la Asociación Médica Australiana a causa del sufrimiento mental y físico de las personas refugiadas detenidas allí.
PAPÚA NUEVA GUINEA: Cerró sus fronteras a la gente de todos los demás países asiáticos, sin limitarse a los casos confirmados de coronavirus. Esto dejó a estudiantes papúes abandonados en Filipinas después de que, por instrucciones de las autoridades de Papúa Nueva Guinea, se les impidiera tomar un vuelo de vuelta a su país.
AMÉRICA, 24 demarzo: Amnistía Internacional
destaca prioridades de Derechos Humanos para
las respuestas de los Estados al COVID-19.
PARA REFLEXIONAR:
®¿En España las medidas de cuarentena cumplen
bien los requisitos del derecho internacional?
Otros derechos (Artículo 25 DUDH)
En las cuarentenas, las normas internacionales de Derechos Humanos exigen que se respeten y protejan los derechos de las personas sometidas a ellas y que sean satisfechas sus
necesidades básicas, como cobijo, alimentos, agua y saneamiento adecuados.
Amnistía Internacional solicita a las autoridades centrales y autonómicas el refuerzo de medidas de protección social y económicas dirigidas a asegurar que quienes están en situación de mayor vulnerabilidad y están viendo mermados sus ingresos por esta crisis, puedan seguir manteniendo un mínimo nivel esencial de todos los derechos, incluidos el derecho a la vivienda y a la alimentación, entre otros. Es el caso especialmente preocupante de las personas sin hogar, para quienes las autoridades deben asegurar medidas que protejan su derecho a la salud.
Solidaridad y cooperación, más necesaria que nunca
En momentos como estos de crisis sanitaria global, la cooperación internacional y la solidaridad son decisivas.
Los gobiernos con capacidad económica y técnica para hacerlo, deben ayudar a los que tengan menos recursos a prepararse para cualquier brote y ocuparse de él. Asimismo, los Estados deben proporcionar a los demás Estados y a las organizaciones internacionales la información pertinente sobre el grado de propagación del COVID-19 en su jurisdicción y sobre sus consecuencias, así como la información de que dispongan sobre las opciones preventivas y de tratamiento. También es fundamental garantizar una respuesta mundial coordinada.
Además, la solidaridad internacional deberá mantenerse a largo plazo para poder superar los problemas de fondo evidenciados por la pandemia, como las dificultades estructurales en los sistemas sanitario y de seguridad social, los efectos desproporcionados sobre colectivos vulnerables o la debilidad de la economía que lastra el desarrollo.
Las personas a nivel individual y las empresas también tienen responsabilidades, por lo que Amnistía Internacional España hace un llamamiento para que se cumplan de manera urgente y responsable las recomendaciones efectuadas por las autoridades sanitarias.
Esta es una crisis de la que solo podemos salir si las personas nos mantenemos unidas en la distancia, fomentando la cooperación y el cuidado entre todas.
PARA SABER MÁS