Parece que los astros se conjuran de vez en cuando y
confluyen de manera mágica.
Anoche, pocas horas después de publicar
en el blog el poema de López-Gomis, recibí este mensaje de Eduardo, poeta desde
siempre, abrumado por la mediocridad de gobernantes manipulados como
marionetas por intereses solo económicos, deshumanizados; indignado por la
falta de reacción de la gente hipnotizada por redes sociales, inmersa en el
consumismo; dolido por el sufrimiento de tantos:
"Tengo un poema escrito hace tiempo
que habla algo de los temas que tratáis en vuestro foto. Os lo dedico a todos
los que eleváis la voz en son de protesta más que los demás, unos pocos que
movéis conciencias a muchos. Es, la vuestra, una labor admirable. Un abrazo y
mi admiración. Utiliza el poema para lo que quieras, si te parece, si no, da
igual, es mi canto desesperanzado."
Pues unimos tus palabras, Eduardo, a nuestra
voz, para que llegue más lejos. Gracias.
LA GUERRA
Eduardo Trinchant
Detrás de tanta destrucción
de
tanta muerte...
¿ Qué se esconde ?
¿ Es el noble ideal
de
cambiar el mundo
para
mejorarlo
esgrimido
por los políticos, los papas,
los
banqueros, los vendedores de armas
y
tantos
otros que se enriquecen
con
el negocio abominable
de
la guerra ?
¿ Es la necesidad
de
ser útil a los demás,
erigiéndose
unos,
en
estandartes
de
la libertad,
otros
en defensores
de
ideologías ?
Desde
la soberbia americana,
que
solapadamente
lo
que defiende
es
su economía,
a
la locura del dictador
o
el patriota exaltado.
TODOS PERMITIMOS
el
bárbaro acoso
a
las razas pobres,
a
los escarnecidos
a
los pueblos deprimidos,
a
los esclavizados pueblos africanos,
a
tantos otros que por el hecho de nacer
les
ha tocado padecer la miseria,
la
agresión y la muerte violenta.
Siempre está presente
el
omnipotente dinero,
que
juega con la carne
y
el sudor del que no posee nada;
de
los que son utilizados como carnaza
para
los poderosos,
exponiendo
su vida,
que
le es arrebatada
junto
con la vida de sus hijos,
en
ese abuso terrible
de
la violencia atroz,
que
se cree justificada,
que
nos la j u s t i f i c a n,
que
en el hábito de la repetición
J
U S T I F I C A M O S.
¿ A quienes pertenecen las guerras ?
¿ Son
de todos
o
sólo de los que contienden ?
YO formo parte de estas guerras,
porque
desde mi rutina,
cumplo
con la egoísta función
de
vivir un día más...
C
Ó M O D A M E N T E,
alejado,
pasivo,
agradeciendo
a lo sumo
que
no me afecte.
¿ Puedo hacer algo ?
Creo
que no...
pero
es una falsa creencia
amparada
en la superficialidad,
porque:
Pude
haber llorado y no lo hice.
Pude
haber estado en vela
y
no lo hice.
Y
me avergüenzo de mi país,
y
de mí mismo...
pero
esa vergüenza no vale
nada
frente al terror de los que sufren
la
guerra en su propia
C
A R N E,
frente
a la sangre inocente
D
E R R A M A D A,
frente
a los
O
J O S asombrados
de
tantos niños masacrados.
Las guerras no se darían
si
fuésemos capaces de renunciar
a
la riqueza y al vacío mundo
de
la posesión desordenada.
Las guerras no existirían,
si
cada uno de nosotros,
si
casi todos
no
se lo permitiéramos
a
unos pocos,
si
no fuéramos cómplices silenciosos
en
el bienestar y en el consumo,
en
esa filosofía de vida del
primero
yo.
Después...
ya no habrá
N
A D A NI N A D I E.