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Monumento a Martin Luther King. San Francisco.
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El 4 de abril de 2018 se cumplían cincuenta años del asesinato de Martin Luther King.
Ese día nos llegó por whatsapp un mensaje de I. proponiendo a nuestro Grupo de Amnistía Internacional que habláramos de lo que supuso este gran hombre en la defensa de los Derechos Humanos, y nos aportó el texto del discurso que pronunció en Washington. Casi nadie de los presentes lo conocíamos entero. Lo leímos con respeto, admirando su contenido, pero también la maravillosa forma en que está escrito y, sobre todo, la constatación de que los sueños de una sociedad más justa se pueden lograr.
P. entonces quiso que habláramos
de Rosa Parks, y T. se puso en pie y explicó detalladamente la valerosa resistencia de esta
mujer en aquel triste autobús donde los asientos estaban clasificados según el
color de la piel. Habían hablado de ella en la asignatura de Valores Eticos.
C. recordó la novela "Como la sombra que se va", de Muñoz Molina, en la que se siguen los pasos del asesino de King desde el fatídico hotel de Memphis, por Estados Unidos y hasta Lisboa. Ello nos llevó a recomendaciones de cine que tratan la discriminación racial: "Criadas y señoras", "Figuras ocultas".
Después C. expuso la idea de que
trajéramos nuestros sueños a la reunión del siguiente viernes.
Así lo hicimos: vinimos cargados de sueños, de deseos de paz, de igualdad, de ayuda,
de respeto al planeta.
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Black lives matter... (Houston, Texas, 2017) |
Y eso nos dio pie a hablar largamente de discriminación
de cualquier tipo, pero sobre todo de la que vemos en las clases o en el patio,
en el pueblo, en España: por nacionalidad, por religión, por sexo o edad.
Y también pensamos en común qué podemos hacer cada día para cuidar el medio ambiente, para mejorar el mundo, para recoger sueños de más gente en la Tutoría y en otras clases... para que nuestros sueños se cumplan.
Estos son los sueños
del Grupo
Escolar de Amnistía Internacional del IES Juan de Herrera:
B., alumna de 1º Bachillerato:
Yo sueño, sueño con un día en el que decir “soy gay” o “soy
transexual”, obtenga la misma respuesta que decir “soy Aries” o “mi color
favorito es el amarillo”.
Sueño con un día en el que no se juzgue a las personas por el color de
su piel, ni por sus intereses, sino por la bondad de su alma y por la manera en
la que tratan a las personas de su entorno. Sueño con un mundo en el que no
haya crueldad animal, ni especies en peligro de extinción, ni bosques muriendo.
Un mundo en el que todo el mundo sea libre de tener sus propias creencias,
siempre que no perjudiquen a nadie, y eso nos enriquezca a todos. Sueño con un
mundo en el que todo el mundo tiene lo que se merece y sobre todo con un mundo
en el que nadie tenga miedo de andar solo por la calle de noche.
A., alumno de 3º de ESO:
Que todos seamos iguales para que no haya
guerras.
J., alumna de 4º de ESO:
Mi sueño es la igualdad, pero no solo entre hombres y mujeres, es una
igualdad universal. Gracias a este desaparecerían grandes problemas, tales como
la homofobia, el racismo...
C., profesora:
Mi sueño es que poco a poco deje de haber terrorismo en el mundo.
Se ha cumplido hoy un poquito, pues la banda terrorista ETA ha anunciado su
disolución definitiva.
P., alumno de 3º de
ESO:
Que los muebles gobiernen los países. Los gobernantes hacen mucho
mal.
T., alumna de 4º de ESO:
Un mundo con conciencia, curiosidad y diversidad. Que evolucionáramos
al ver que todos somos iguales y con derechos.
A., alumna de 1º de ESO:
Un mundo sin presión por tu forma de ser, que puedas ser quien tú
quieras.
L., alumna de 4º de ESO:
Un mundo en que se respete al planeta en general, para que no se nos
muera.
C., profesor:
Sueño con un mundo donde nos preocupemos por hacer sentir mejor a
los demás. Sueño una familia, un barrio, un pueblo, un
centro educativo donde la gente sonría más. Donde nos preocupen
realmente las injusticias y no podamos estar en paz hasta que logremos
superarlas.
Sueño un lugar donde siempre haya gente dispuesta a ayudar. Un
mundo en el que de verdad los más desfavorecidos nos importen.
M., profesora:
Yo sueño con un mundo sin xenofobia, donde las personas de cualquier
país tengamos las mismas oportunidades.
I., profesor:
Yo sueño con un mundo más igualitario, sin pobres y
multimillonarios.
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Broken obelisk, obra de Barnett Newman (Houston) Monumento a Martin Luther King |
Martin Luther King, Jr.
"Tengo un sueño"
DISCURSO EN WASHINGTON, D.C.
FUENTE: https://www.marxists.org/espanol/king/1963/agosto28.htm
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.
Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia. Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".
Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"
PARA SABER MÁS:
-
Discurso en inglésde Martin Luther King, audio y texto.
-
Martin Luther King, el poder de un sueño. Reportaje especial de El Mundo.
- Cine y Derechos Humanos:
racismo.
-
March, novela gráfica de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.